Está en proceso de
realizar una obra conmemorativa del centenario de la Legión, ¿Qué significa
representar a una unidad tan valorada por la sociedad
Ante todo una responsabilidad, pero también es cierto que el motivo
permite disfrutar. Tener la oportunidad de imbuirme en el espíritu legionario
para poder sacar, desde dentro de mi ser, todas las emociones positivas que me provoca
ese espíritu de sacrificio, de compañerismo y de nobleza que les caracteriza
¿Cuándo nace su pasión por
la escultura?
No recuerdo un momento concreto. Supongo que
al haber nacido en un ambiente artístico, he visto como algo normal un estilo
de vida dedicado a la plástica y a la belleza. En realidad, yo quería haber
sido militar, pero circunstancias familiares lo impidieron, así que cuando
llegó el momento de trabajar para ganarme la vida, la escultura surgió como
algo natural, conocía perfectamente el oficio y tenía aptitudes para ejercerlo
¿Cuál fue la primera
escultura que realizó?
Mi madre aún guarda un nacimiento en arcilla que hice siendo muy pequeño,
y creo que también hice una cabeza en jabón que no sabemos qué fue de ella. Siendo
adulto, copié algunas esculturas de mi padre y el resultado hizo que le
perdiera el miedo a modelar. Creo recordar que la primera obra, de cierta
envergadura, fue un San Francisco de Asís para un particular. Era una obra con
un cierto grado de esquematización pero con un gran misticismo
¿Quién le sirvió de inspiración en aquellos inicios?
Mi padre sin duda. Solo de verle aprendí el oficio, y que antes que
maestro, toca ser aprendiz. Cuando emprendí mi camino tuve la fortuna de
cruzarme con Juan de Ávalos, y si bien yo ya conocía todos los secretos de la
escultura, sí que me enseñó a amarla, a tratarla y a ilusionarme con ella
¿Qué se siente durante todo el proceso de creación de una figura?
Cuando te enfrentas a una nueva obra no sabes cual será el resultado, ya
que éste depende muchos factores. Al principio la abordas con ilusión, cada
nuevo proyecto te aporta la emoción de nuevos retos. Una vez que empiezo a
montar la estructura y a poner las
primeras pellas de barro es una labor más mecánica. Muy estresante, porque
cualquier fallo en los primeros balbuceos de la obra, puede suponer un problema
a posteriori, pero esta parte tiene más de trabajo técnico que creativo. El
momento que vivo con más intensidad emocional es cuando la figura ya está
montada y puedo dedicar tiempo a darle vida en la mirada o a deleitarme con los
detalles
Tiene obras en muchos
lugares, incluso en Estados Unidos…
Es complicado proyectar tu obra fuera sin apoyo institucional o sin todo
el conglomerado que conforma el “mundillo” del arte en España. La escultura que yo realizo tiene carácter
monumental por lo que queda excluida del ámbito de ferias y galerías. Por otra
parte, mi estilo clásico y naturalista no entra dentro de los cánones actuales,
así que me considero fuera de los circuitos artísticos convencionales. Además
de EEUU, tengo obra en México, Gran Bretaña y Suiza, pero son particulares
quienes muestra interés por mi obra. A nivel monumental, sólo he trabajado en
España, cosa que me encanta porque hay muchísimo por hacer; multitud de
homenajes, loas y gestas que necesitan ser puestas en valor.
¿Qué se siente al pasear al lado de una escultura hecha por ti?
Es un orgullo, la verdad. Suelo tomar distancia, sentarme en algún banco
cercano y observar cómo reacciona la gente que pasa. Algunos no se fijan, a
otros les ves mirar mientras caminan hacia su destino. A los que descubren la
estatua por primera vez y a los turistas, los identifico porque rápidamente
sacan la cámara para fotografiarla. Y los observadores más avezados se hacen
notar cuando se sientan a mi lado y me preguntan si soy yo el autor de la obra.
Entonces me dejo llevar por la pasión de mi profesión y me explayo contando
anécdotas y detalles. No deja de sorprenderme que haya personas que se
preocupen por conocer todo lo referente a los monumentos de su ciudad
¿En qué medida queda
expresado el sentimiento del autor en la obra?
En el caso de otros escultores, no lo sé, pero yo voy dejando un trocito
de mi alma en cada una de mis obras. Ellas (las esculturas) y yo conocemos
secretos que han surgido durante el proceso que nadie más conoce. Ellas saben
lo que me pasa por la cabeza cuando estoy trabajando o lo que siento cuando
añado cada pella de barro. Inconscientemente termino dotándolas de vida para
poder realizarlas y esa impronta les aporta cierta personalidad que en cierta
forma queda plasmada en el resultado final
¿Quiénes son sus
referentes?
Cualquiera que domine el oficio y lo haya elevado hasta la eternidad.
Desde los clásicos Praxíteles, Lisipo y Escopas, hasta el renacentista Miguel
Ángel o el barroco Bernini. Básicamente cualquier escultor cuya obra que haya trascendido
desde los albores de la civilización hasta las vanguardias. No me identifico
con las corrientes artísticas de las últimas décadas y prefiero recuperar el
noble arte de la escultura bebiendo de las fuentes originales
Toda esta trayectoria le
habrá dejado muchas anécdotas, ¿Con cuál se quedaría?
Es muy complicado quedarme con una sólo. Cada obra tiene su propia
historia y su propia circunstancia. Podría contar la cantidad de horas que pasé
vestido con traje de luces modelando el monumento al torero Julio Robles porque
no tenía modelo que me posara o la incertidumbre que tuve mientras modelaba el
monumento al Peregrino y al abordar la cabeza, surgió un rostro crístico sin
planificarlo. En otra ocasiones, las anécdotas vienen más relacionadas con el
cliente como cuando me pidieron que la escultura femenina en la que estaba
trabajando llevara el peinado que Penélope Cruz lució en los Oscar o cuando me
hicieron cambiar el rostro de una escultura porque “era demasiado guapo”. Todas las esculturas tienen una historia detrás y
todas ellas las he vivido de forma única y especial
¿Cuáles son los
principales trabajos que ha realizado?
No sabría si catalogarlos por la preeminencia de la ubicación, por la
envergadura material o por la importancia del personaje o del motivo
representado, pero si me atengo a la repercusión, creo que Blas de Lezo, Isabel
la Católica y el General Menacho son los monumentos principales
¿Alguno al que guarde un
cariño especial?
Quizá un Cristo de Medinacelli que realicé para una tumba y me
proporcionó la paz espiritual que necesitaba en un momento difícil de mi vida,
pero todas mis esculturas terminan siendo como “hijos” y no quiero que ninguna se ponga celosa ;)
¿Qué dificultades tiene un
oficio como este?
Es un trabajo que además de entrega intelectual, requiere de esfuerzo
físico. Mover centenares de kilos de barro termina por machacarte el cuerpo.
Eso sin contar los hierros de las estructuras que soportan el barro o la
escayola para hacer los moldes. Sin embargo, creo que la mayor dificultad hoy
en día es competir con las nuevas tecnologías. Gracias a ellas, hemos visto
cómo en las últimas décadas el intrusismo laboral ha copado el sector. Apenas
quedan ya escultores porque los escanéres e impresoras 3D ofrecen resultados
muy atractivos para el cliente. Al final, estamos viviendo tiempos confusos en
los que el cliente apenas tiene formación para distinguir entre el arte de la
escultura y la mecanización de las tres dimensiones. Hacer ver al público que
no todas las piezas con volumen son arte
es muy difícil, y más cuando todo el conglomerado que pulula alrededor el mundo
del arte sigue la misma corriente porque les reporta grandes beneficios sin
invertir apenas tiempo y dinero
¿Cree que actualmente el arte está valorado y reconocido?
No en España. Aquí podemos emplear el tópico de que para que un artista
triunfe en España, primero tiene que triunfar fuera. Luego ya da igual lo que
haga, pero parece que si viene de fuera, es mejor. Parte de la culpa la tienen
los programas educativos, ya que no prestan atención alguna a la formación
artística, otra parte la tienen las instituciones que no comprenden el valor de
las bellas artes en el desarrollo de las identidades de los pueblos, y por
último, también los ciudadanos somos responsables de lo que consumen nuestros
cerebros y nuestros sentidos
Esa obra que no ha realizado y que le gustaría
poder hacer?
Un monumento a Churruca. Considero necesario que se ponga en valor a la
mejor generación de marinos que ha dado este país, y que han sido condenados al
olvido por participar en una derrota. De hecho, tanto él como Alcalá Galiano
murieron sin saber el resultado de la contienda. Murieron dando lo mejor de sí
mismos y en circunstancias terriblemente adversas. Por qué no rendir homenaje a
quienes sacrificaron su vida por la Patria luchando con valor y muriendo con
honor? El argumento que se utiliza sobre que Trafalgar fue una derrota, no me
sirve en este caso. No es un monumento a Trafalgar sino a los mejores marinos
que hemos tenido, a pesar de todo.
Recientemente ha sido condecorado con la Cruz
al Mérito Militar con distintivo blanco por sus actividades meritorias
relacionadas con la defensa nacional, ¿Qué supone para usted este
reconocimiento?
Confieso que me sentí muy emocionado. No pude ser militar pero conseguí
compaginar mi profesión con el ejército elevando los valores militares a la
categoría de arte (o así me gusta pensarlo). Al saber que es una condecoración
que también pueden recibir civiles, me he
sentido muy honrado de que me hayan considerado merecedor. Por ello, procuraré
estar a la altura y seguiré dando lo mejor de mí para enaltecer la labor del
Ejército.
¿Qué significa para ti el
Ejército?
Para mí es un
sentimiento. Sentimiento de pertenencia, de entrega, de servicio, de
compañerismo y de excelencia. Al provenir de familia militar, es algo con lo
que he nacido. He crecido viendo el uniforme de mi abuelo o las divisas de mi
tío. Para mí, aquello eran símbolos que dignificaban al hombre en cuanto a lo
que aportan a la sociedad, porque precisamente cualquier sociedad se basa en la
defensa de sus ciudadanos, de sus instituciones y de su soberanía.